sábado, 28 de febrero de 2015

Freud o no Freud, he ahí la cuestión

Yo creo sinceramente que Freud tenía razón. Creo que existe un subconsciente que nos controla.
¿Alguna vez habéis sentido miedo cuando no debíais?, ¿u os habéis puesto nerviosos diciéndoos a vosotros mismos que es mejor estar relajado?. ¿Por qué sentimos estas emociones? Aquí es donde aparece el subconsciente. Nos envía mensajes de peligro, aparentemente sin motivo ninguno. Y os preguntaréis: ¿por qué no es un hábito? porque no lo podemos cambiar, y no sentimos una recompensa con el miedo o la histeria, sino más bien lo contrario.
También el subconsciente aparece en los sueños. ¿Cuántas veces os habéis dormido con una preocupación? En momentos de duda, que no sabemos qué hacer o cómo nos sentimos, el inconsciente nos lo dice. Nos cuenta cómo resolver nuestra inquietud, y luego decimos: ¡pero qué tontería!
Y no digamos ya en nuestras costumbres. Los hábitos que dicen los conductistas, realmente los maneja el subconsciente. Cuando aprendes a conducir, a cocinar, a leer o escribir, al principio estamos atentos a cómo lo hacemos. Mediante la repetición, lo grabamos en la memoria, y se hace automático, pero no tiene por qué haber un estímulo que nos haga repetirlo, puede ser por obligación, y aun así lo aprendemos.
Otra prueba de que el subconsciente existe: nuestros lapsus. A mí montones de veces me ha pasado que quería decir una palabra y sale otra, o que me hacen una pregunta que sé, pero contesto mal, pienso una cosa y digo otra... ¿que nos quiere decir el inconsciente con esto? Nos lanza mensajes, pero a veces tan codificados, tan complejos, que nuestro consciente, nuestro yo, no lo entiende.
Y no hablemos ya del Complejo de Edipo. Aparece a la edad de unos 6 o 7 años, y nos cambia radicalmente. Pasamos a ver a mamá y a papá como unos héroes, y les intentamos imitar en todo. Las niñas, empiezan a llevar bikini, y los chicos bañador. Interiorizamos las leyes morales para rivalizar con nuestro padre o madre para conseguir al adulto del sexo opuesto al nuestro, se crea el superyó. Y para quien diga que no existe, que se pare un momento e intente imaginar a sus padres desnudos y haciendo el amor, y descubrirá que no puede. Es el Complejo de Edipo.

Pero, después de toda esta charla, opino que esto es tan abstracto que ni Freud puede llegar a explicar totalmente nuestra conducta. Las posibilidades son infinitas, y cada persona es un mundo. Sus genes, sus recuerdos, sus experiencias vividas, su entorno... hay tantas cosas que nos distinguen a unos y a otros... y que pueden alterar a nuestro subconsciente... que todavía queda camino por recorrer y averiguar la naturaleza humana. Pero creo que Freud tenía razón, y gracias a él hemos empezado a descubrir nuestra realidad.

1 comentario: